La Perla del Navegante Episodio #019 - La llamada final. ¿Cómo responderás?
La Perla del Navegante Episodio #019
7 características de un verdadero cristiano.
(Parte 12) El Final
¡Bienvenidos Visitantes!
Soy Gerwuer, el navegante que busca perlas y las comparte.
Las perlas son valiosas, son como piedras preciosas, pero no se encuentran en la superficie de la tierra, sino más bien en las profundidades del mar. Si las quieres conseguir, las tienes que buscar.
Existen perlas que son genuinas, son muy especiales,
también existen las perlas artificiales, que son solo vanidades. Pero yo busco y comparto las perlas espirituales. Estas son las principales porque tienen un valor eterno. Si las quieres descubrir acompáñame en este velero que navega rumbo al cielo.
Presentación
“Desde los mares de la vida, dejando el pasado atrás, va el navegante Gerwuer, siguiendo la voz del Capitán.
Sean todos bienvenidos a bordo de este velero que navega rumbo al cielo.
Ahora mismo los dejo con Gerwuer el Marinero…”
Introducción:
Hola, te doy nuevamente la bienvenida a bordo.
¿Has escuchado el episodio anterior? Si no lo has escuchado entonces te recomiendo que lo hagas ahora porque de esa forma entenderás mejor lo que estaré hablando hoy.
En el episodio anterior hablé de la séptima característica que posee todo cristiano verdadero y mencioné que estamos viviendo en una época grandiosa, donde las profecías bíblicas se están cumpliendo ante nuestros ojos.
Los cristianos esperamos el regreso de Jesús.
Hay más de trescientos pasajes en el Nuevo Testamento que hablan sobre la segunda venida de Jesús.
Vuelvo a repetir la pregunta que hice en el programa pasado: ¿Has nacido por segunda vez? ¿Estás esperando al Señor con alegría, o empieza tu corazón a latir con temor al pensar que Jesús puede venir en este mismo día?
Si no entiendes bien esto del Nuevo Nacimiento, si no sabes de qué estoy hablando hoy quiero darte la respuesta.
La gran pregunta para ti sería:
¿Cómo puedo llegar al nuevo nacimiento?
Dime por favor… ¿Es ésta ahora tu pregunta? ¡Quiera Dios que así sea! Entonces habrás empezado a despertar de tu sueño mortal. Quizás te han alarmado estos mensajes. ¡Ojalá te sucediera lo mismo que le sucedió a Nicodemo!
¿Recuerdas la historia?
Hemos visto en los primeros episodios de esta serie que Nicodemo buscó a Jesús de noche. Aunque era un hombre muy religioso nunca había experimentado ningún nuevo nacimiento. Esa noche él esperaba que Jesús le dijera algo muy diferente de lo que escuchó: El Señor le dijo de manera clara y contundente: "¡Debes nacer de nuevo!"
Nicodemo quedó completamente abatido por esta exigencia de Jesús. ¿Es que habrá sido en vano la vida que había llevado hasta ese momento? ¿Acaso toda su piedad no tendría ningún valor ante Dios?
¿Jesús no se da cuenta con quién está hablando? ¡Cuán doloroso era esto para aquel hombre! Con una sola frase, Jesús rechaza toda la vida que ha llevado hasta ahora:
Jesús le dice: "Lo que es nacido de la carne, carne es" (Juan 3:6).
Ante Dios solamente tiene valor una nueva criatura, una nueva persona.
Miremos lo que dice Pablo en la segunda carta a los Corintios
2. Corintios 5:17
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Todo lo demás, por bien intencionado que sea, no tiene valor ante el santo rostro de Dios. Dios ha condenado toda la carne en Jesucristo, en la cruz.
Para el hombre natural es difícil percibir esto. Nos damos cuenta lo difícil que fue para Nicodemo.
Tú también, ¡cuán humanamente has pensado hasta hoy!
Tal vez siempre ha sido ésta tu opinión:
"Si soy sincero y hago lo mejor que puedo, el buen Dios me recibirá en el cielo". Más la Escritura dice que:
"Todas nuestras justicias son como un trapo de inmundicias" (Isaías. 64:6)
En otras palabras: Todo lo bueno que el hombre haga en general, para Dios está manchado por el pecado. El corazón es totalmente corrupto desde el nacimiento, y debe ser renovado. Es una mentira satánica cuando se habla del "hombre bueno".
Desde la caída del hombre, esto ya no existe más. El mismo versículo recién citado dice: "Si bien todos nosotros somos como suciedad". Por consiguiente, todas nuestras tentativas para perfeccionarnos no tendrán otro efecto que el que resultaría de vestir un cadáver con ropas suntuosas. Por esto, el muerto no vuelve a tener vida. Esto es lo que Nicodemo reconoció en la presencia de Jesús. Y, profundamente estremecido, pregunta:
"¿Cómo puede hacerse esto?" (Juan 3:9).
Con esto llegamos al punto más importante para ti:
¿Cómo puedo yo nacer de nuevo?
A esta pregunta el Señor respondió de manera muy sencilla, y enseñó el camino hacia tal fin.
¿Quieres obedecer y seguirlo?
En tal caso, experimentarás el gran milagro del nuevo nacimiento en tu vida.
Te propongo que nos hagamos una pregunta a la cual quisiera responder de dos formas.
Esta es la pregunta:
1. ¿Puedo hacer algo para nacer de nuevo?
La primera respuesta sería:
-¡No, absolutamente NO… no puedes hacer nada!
El nuevo nacimiento, de por sí, es una dádiva maravillosa de Dios que tú no puedes efectuar. Cuando naciste en este mundo, tu madre te dio a luz con dolores. Y hasta la muerte hubiera padecido para darte la vida. Tú simplemente viniste al mundo. Para ti no fue ningún tormento. Mas para ella, fueron horas de sufrimiento. En una medida mucho más grande, acontece esto con el nuevo nacimiento.
Es decir, fue otro, clavado en el madero, quien padeció y se desangró por ti. Jesucristo, el Hijo del Dios vivo. El sufrió los más horribles dolores de parto al quitar el pecado del mundo. Realizó esto con el dolor de su alma.
El murió para darte la vida. Mas, si quieres ver cuán reprobable es tu vida actual ante los ojos de Dios, entonces mira a esta cruz en la cual Dios te condenó en Su Hijo.
Mas, si quieres también ver cómo Dios nos amó a ti y a mí, entonces vuelve a contemplar esta cruz en la cual Él llevó a cabo tal sacrificio.
El Señor expresó la medida del amor de Dios, con las palabras: "De tal manera"
De tal manera te amó Dios a ti, que ha dado a Su Hijo Unigénito. Quédate quieto un rato.
Mira, allí en la cruz está colgado tu Redentor.
¿Quieres, pues, tú mismo hacer lo que sólo el Hijo de Dios podía hacer?
Mira aún un momento, lo que a Él le costó regalarte la posibilidad del nuevo nacimiento. Él está colgado allí como el maldito.
Primeramente le maldicen los hombres y se burlan de Él. Después el sol, acerca del cual está escrito: "Se oscureció" Luego está escrito: "La tierra tembló".
Era como si la tierra quisiera librarse de este maldito.
Pero, lo más terrible para el Hijo de Dios aconteció cuando Él exclamó: "Dios mío, Dios mío. ¿por qué me has desamparado?" (Mateo 27:46).
La maldición de Dios cayó sobre Su Hijo Unigénito, para poder salvarte a tí.
Mas, después resonó el grito triunfal de Jesús: "¡Consumado es!" (Juan 19:30). Y con esto, fue cumplida la obra redentora que también es para ti. Así que no te queda ya nada más que hacer para tu nuevo nacimiento. Sólo Jesús puede hacer esto.
Volvamos a la pregunta:
2. ¿Puedo yo hacer algo para nacer de nuevo? ¡Nuevamente, la respuesta es no! Y sin embargo, ¡sí!.
Depende de ti si vienes o no al nuevo nacimiento. Como acabamos de ver, Dios hizo todo para que tú pudieras ser Su hijo. ¿Qué te queda entonces por hacer? ¡Convertirte!.
"Vivo yo, dice Dios el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva" (Ezequiel 33:11).
¿Es la conversión el nuevo nacimiento?
No, la conversión y el nuevo nacimiento son dos cosas distintas.
Pero una conversión verdadera tiene como consecuencia inmediata el nuevo nacimiento. La conversión no significa nada más que: "CREE EN JESÚS".
¿Qué es, pues, la conversión?
La conversión es el "sí" del hombre a Dios.
¿Qué es el nuevo nacimiento?
El nuevo nacimiento es el "sí" de Dios al hombre.
¡Qué posibilidad para ti, querido amigo!
¡Ya, ahora, ven a la cruz! ¡Vuélvete a tu Redentor!
Exclama ahora: "Sí, Señor, yo vengo, tal como soy; ¡sé misericordioso con este pobre pecador"! Entonces el Señor te dirá: "¡Sí, hijo mío, hija mía, yo te doy la vida eterna; tus pecados te son perdonados"!
Concluimos, finalmente, que para experimentar el nuevo nacimiento sólo resta hacer una cosa:
¡Recibir a Jesús como tu Salvador personal!
Aquí llegamos al final.
Yo tengo la convicción de que ahora vendrá el enemigo y te hará toda clase de objeciones.
Por ejemplo:
"Todavía no has alcanzado tal grado", o: "Esto no es tan simple". Pero yo quisiera advertirte:
¡No escuches al gran embustero que te ha engañado desde hace ya tanto tiempo!
Escucha ahora a Jesús, llamando: ¡Ven! "Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos"
(Mateo. 18:3).
¿No quieres venir ahora como un niño, y recibir?
¿Recibir qué?
¡Una dádiva!
¿Qué dádiva?
Lee otra vez atentamente Juan 3:16.
¿Qué dice allí?
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito..."
¿A quién debes recibir ahora? La dádiva de Dios para ti es Su Hijo. Una vez más, te invito:
Recibe ahora a Jesucristo en tu corazón, porque:
"A todos los que le recibieron, los que creen en su nombre les dio el derecho de ser hechos hijos de Dios" (Juan. 1:12).
Querido amigo que hoy me escuchas, si todavía estás lejos de Jesús, si todavía no has creído, no has respondido a su llamado, por favor hazlo hoy mismo.
Lo que más deseo con estos mensajes es que también llegues a ser un marinero más en el velero que se dirige al cielo.
Para ser claro y muy directo, deseo que seas un cristiano auténtico. Para esto tienes que dar un paso de fe, tienes que creer en Jesús como tú Salvador y buscarle en oración pidiendo perdón, tienes que abrir tu corazón y recibir a Jesús ahora, antes que se termine tu recorrido en esta vida.
Aquí terminamos con este libro escrito por Wim Malgo.
Me alegraría mucho saber que has dado el paso de fe y has recibido a Jesús en tu corazón como Salvador.
Nuevamente gracias por acompañarme.
Sería maravilloso poder leer tus experiencias con el Señor. ¿Cómo le has conocido? ¿Cómo te ha rescatado? ¿Qué versículo de su Palabra es para ti un tesoro que tienes bien guardado? Por favor, déjame tu comentario.
Por último, recuerda invitar a otros para que se unan en este viaje rumbo al cielo, siguiendo a Jesús quien es el buen Capitán del Velero.
Te saluda Gerwuer © el Marinero.⛵️
Hasta la próxima, si Dios lo permite.
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