¿Cómo traer paz a mi alma? Episodio #005

La Perla del Navegante

Domingo 10 de Julio de 2022



¡Bienvenido visitante!

Soy Gerwuer, el navegante que busca perlas y las comparte.
Las perlas son valiosas, son como piedras preciosas, pero no se encuentran en la superficie de la tierra, sino en las profundidades del mar. Si las quieres conseguir, las debes buscar. 

Existen perlas que son genuinas, son muy especiales, también existen las perlas artificiales, que son solo vanidades.

Pero yo busco y comparto las perlas espirituales. Estas son las principales porque tienen un valor eterno. Si las quieres descubrir, acompáñame en este velero que navega rumbo al cielo.

Me alegro que podamos encontrarnos una vez más.
En el episodio de la semana pasada compartí la historia del Capitán de un acorazado que avanzaba en sentido equivocado.

El hombre era tan terco, tan orgulloso, que no quería cambiar el rumbo de su embarcación porque pensaba que él tenía la razón, pero luego de intercambiar algunos mensajes con aquel Marinero que le advertía del peligro que corría, llegó a la conclusión que lo más sabio era obedecer, reconocer su error, girar el timón, pues de lo contrario destruiría a toda la tripulación.

Hoy te quiero contar la historia de otro hombre. Es el caso real de una persona que también era muy orgullosa, muy obstinada. Varias veces escuchó el mensaje que venía de Dios, pero lo rechazó, endureció su corazón y se negó a creer.

Este hombre tuvo muchas oportunidades para empezar de nuevo por el camino correcto. Algunas veces parecía que estaba entendiendo, pero al final seguía siendo el mismo. Cuando se arrepentía o pedía perdón era solo para sentirse mejor. No era un arrepentimiento sincero, era más bien algo pasajero, algo emocional.

Cada vez que las cosas en su vida se volvían muy complicadas o si sufría por alguna razón, pedía perdón a Dios buscando salvar la situación. 

En alguna que otra ocasión hasta llegó a pedir a los verdaderos creyentes que lo tuvieran presente en oración, pero en realidad solo quería que su problema fuera resuelto. Apenas se sentía mejor volvía a desobedecer la voz de Dios y seguía con su capricho. 

Pero llegó un momento en que decidió rechazar completamente la Palabra del Señor y se apartó de aquellos que le hablaban. Se negó a escuchar lo que se le decía. Rechazó aún el buen consejo de las personas en las que antes confiaba y no escuchó ni se interesó por hacer lo que se le recomendaba. 

Una noche sufrió la mayor pérdida de su vida. La última advertencia había sido dada y no quiso prestar atención. Pensó que tal vez no pasaría nada y por su orgullo y rebeldía perdió lo que más amaba. 

Esta historia me lleva a compartir una sentencia:
“Quien ignora la voz de Dios y rechaza sus advertencias sufrirá las consecuencias”

Tal vez no sabes o no has podido reconocer a quién me estoy refiriendo con este relato. Como dije al principio, esta es una historia real.

Estoy hablando, nada más y nada menos, que del Faraón de Egipto. Este era un hombre muy poderoso, sumamente rico, con mucho estudio y mucho conocimiento de las cosas de su tiempo, pero, como él mismo dijo en su momento: no conocía lo que realmente era más importante. 

No conocía al verdadero Dios, no creía en el único creador de todo el Universo. 
Te invito a leer lo que dice la Biblia en Éxodo Capítulo 5

Éxodo 5:1-2 
“Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le dijeron: Dios, el Señor de Israel dice así: “-Deja ir a mi pueblo para que me celebre fiesta en el desierto.”

Y Faraón les respondió: 
“-¿Quién es Dios, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Dios, ni tampoco dejaré ir a Israel.” 

¡Qué tremendo orgullo tenía este hombre!
Dios le envió una persona con un mensaje que iba directo al corazón de Faraón pero su respuesta fue: "- ¿Quién es Dios, como para que yo le tenga que escuchar?"

¿Alguna vez te has encontrado con este tipo de personas que dicen?:
¿Quién es Dios para que le tema? ¿Quién es Jesús para que yo le siga? 

Conozco a muchos que rechazan el mensaje de la Biblia y se oponen a todo lo que Dios dice en su Palabra.

Siguiendo con este relato podemos ver que una y otra vez Moisés con su hermano Aarón vinieron hasta Faraón con la misma petición que requería un cambio de conducta y de corazón:  
“Deja ir a mi pueblo”; “Suelta en forma definitiva todo lo que retienes” 

La respuesta siempre fue la misma: “No”; “No” y “No”. 

Estoy seguro que ya conoces toda la Historia. Dios envió numerosas plagas, problemas de todo tipo que afectaron a todo Egipto, pero nada de esto logró humillar a este hombre. 

Llegando a Éxodo 10 en el versículo 28 podemos ver que Faraón está muy enfadado. Se enoja tanto con el siervo de Dios que le dice algo así:
“Retírate de mí presencia; aléjate no quiero que veas nunca más mi rostro, porque si un día me vuelves a venir a ver te aseguro que morirás” 

En otras palabras, le estaba diciendo: “No te quiero escuchar más. No insistas. No te soporto. Si vienes nuevamente a decirme algo de parte de tu Dios te aseguro que te parto en dos”. 

No sé cuál es tu actitud frente a la Biblia en estos momentos, pero sí sé cuál es la actitud de algunas personas a las que les quiero hablar: Enojo, rechazo, burla, desprecio. No quieren reconocer que están perdidos y vagando en la oscuridad. 


En un claro contraste con Faraón y con todos aquellos que rechazan la voz de Dios, se encuentran algunas que realmente prestan atención. Son aquellos que deciden aceptar lo que la Biblia dice. 
Vienen a mi mente por ejemplo los habitantes de una tierra llamada Berea, quienes recibieron el mensaje de Dios por boca del apóstol Pablo. Ellos escuchaban la enseñanza con toda atención pero luego revisaban las Escrituras Sagradas, para saber si todo lo que se les decía era conforme a lo que ya estaba escrito.

En Hechos 17:11 puedes leer que estas personas tenían la mejor predisposición para escuchar lo Dios les estaba hablando, como resultado muchos se convirtieron para seguir a Jesús.

No sé cual es tu rumbo actual. Me pregunto si en verdad escuchas y obedeces al buen Capitán. 
¿Te identificas con los habitantes de Berea o más bien tienes el corazón del Faraón?

Como ya te conté la semana pasada hubo un tiempo en mi vida en que también navegaba a la deriva, pero gracias a Dios que a tiempo me permitió escuchar su voz por boca de un misionero. 

Al igual que la gente de Berea me detuve a examinar para ver si lo que aquel marinero me anunciaba era conforme a lo que estaba escrito en el libro sagrado. Eso me llevó a creer y ahora navego con el Capitán.

Estoy convencido que, en un mundo de angustias y dolor solo puede tener verdadera paz aquel que navega cada día con Dios. 

Cuando Dios habla vuelve la calma. Quien escucha su voz y cree en su Palabra experimenta una Paz que inunda su alma. 

Te animo a tener la misma disposición de David quien llegó a decir:
“Escucharé lo que hablará Dios, el Señor, porque hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no se vuelvan a la locura.” 

Salmo 85:8 

Te dejo la Perla para atesorar:

“La paz de Dios inunda el corazón 
de aquel que escucha su voz 
con la mayor atención”

Para finalizar quiero decirte que existe una Perla especial, es la Perla de gran Precio, no se encuentra nada igual, ni en la tierra ni en el mar.  Si la quieres encontrar la debes buscar. Esa Perla está en la Patria Celestial y hacia allá vamos, siguiendo la voz del Capitán, te invito a que des un paso de fe y que subas al Velero sigamos, juntos a Jesús el único que nos lleva directo al cielo. 

Gracias por visitar el Blog de: "La Perla del Navegante"
Si compartes estas Perlas puede ser que otros conozcan el camino a la vida eterna.

Si estas verdades te enriquecen y te liberan, te pido que las compartas con otros que en este mar de la vida también navegan.

Visita el Blog aquí 👉 La Bitacora de Gerwuer y descubre todo lo que hay en este velero.
Te saluda Gerwuer el Marinero.⛵️
Hasta la próxima, si Dios lo permite.


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